Aku pensaba que como ellos solo eran dos y vivían lejos de la ciudad, no tenían mucho que temer de los ratus.
-Desconfía había repetido Vieille, un dia, estarán por todas partes. Y será necesario que nos escondamos.
Aku había olvidado el tema, creería en los ratus cuando viera uno.
Cuando hubo salido de la guarida, Aku había levantado los ojos hacia el cielo y disgustado pensaba que no haría muy buen día. Ni hablar de cazar hoy!!Se quedaría con Vieille al abrigo e intentaría sacar algo de cuero del vampiro.
Con resignacion,el chico baja al escondite para buscar la lupa. Vieille estaba sentada sobre la cama y parecía esperarlo.
-Será dificil hacer fuego, Vieille lanza Aku, no hay forma de que salga el sol.
-Entonces dame mi bolsa.
Aku rebusco en una caja y saca una bolsilla roja, tallada con una materia brillante. Ayuda a Vieille a levantarse y salen los dos al aire libre. Después de haber instalado a la anciana sobre una roca mas o menos cúbica le pone en las manos la bolsita brillante. Las manos oscuras y secas de su compañera rebuscan en el interior y saca un tubo muy delgado que se podría facilmente esconder en la palma de la mano.
-Pon hierbas y astillitas en la bolsa, dice Vieille.
Aku se apresura a obedecer.
-Esta hecho!
-Lleva mi mano, pide Vieille.
Aku se desliza detras de su compañera y toma su mano derecha entre las suyas.Orienta el tubo hacia el peqeno monton instalado entre piedras.
-Puedes.
Aku nunca dejaba de mirar cuando Vieille utilizaba su tubo de fuego. La anciana aprieta sobre un botón minúsculo con su índice y un rayo de luz parte en dirección a las ramillas. Entonces la madera y las hierbas se inflaman.
-Un día dice Vieille, guardando en la bolsita roja, me dirás: No hay mas luz, entonces solo quedara la lupa.
Las llamas crepitan jugueteando a pesar del ligero viento fresco que las hace ondular. Aku se apresura a alimentar el fuego echando suavemente trozos de madera mas grandes cada vez.
Antes, continúa la pequeña mujer, los hombres podían hacer fuego con un montón de instrumentos. Era cuando había montones de hombres sobre la tierra. Había también hombres que vivían un poco como nosotros. Sabían hacer fuego solo frotando madera o piedras. Yo no se hacerlo. Cuida bien la lupa Aku. Un dia no tendremos mas que ella.
Aku había comenzado a pelar el lagarto. Había cogido una minúscula varilla de metal que pensaba utilizar para atravesar el animal y cocinarlo.
-Dime, Vieille, pregunta el chico mientras trabaja, como era...? Como te llamabas cuando vivías al otro lado de las montanas, en la ciudad?
Vieille se apoyo en una piedra la pregunta parecía ofenderla.
-Glynis, responde.